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Clan Lobo Gélido de los Reinos de Los Errantes/Tyrande/Colinas Pardas
 
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 Ficha de personaje: Whu Pan

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Zhaitan#2224

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MensajeTema: Ficha de personaje: Whu Pan   Ficha de personaje: Whu Pan I_icon_minitimeMar Jun 10, 2014 2:06 am


Apariencia y características físicas
Whu es un pandaren de 1 metro 88 centímetros de estatura, algo bajo para su raza. Posee un denso pelaje con dos tonalidades, blanco y naranja, que recubren todo su cuerpo. En el trasero tiene una cola, redonda y sin utilidad práctica aparente.

Es de constitución fuerte y ancha. Posee una musculatura poderosa, especialmente notable en sus extremidades, mientras que en el torso luce una inmensa panza, mayor incluso a la media pandaren. Es ancho de hombros y de espalda, dado su entrenamiento duro, constante y disciplinado.

Tiene un rostro de marcos rasgados, con una cabeza redondita y de mejillas abultadas. Sus ojos son color verde oscuro, como el color de las hojas del té. Uno de sus ojos, el izquierdo, está surcado entero por una fea cicatriz, la del zarpazo de un tigre, conformando tres líneas. Esta misma herida se repite en la espalda, surcando desde la parte derecha superior hasta la parte de la izquierda inferior.

Viste armadura de cuero, pantalones cortos, un sombrero y porta o un sable pandaren o un juego de dos sables de ámbar kypari o una alabarda de ornamentación mogu que sostenida de determinada manera, refulge el poder del relámpago.

Carácter

Whu es campechano con todo el mundo, habiendo ocasiones en las que da un trato más solemne, pero, sin dudas, cuando uno disfruta de él es cuando no apela a formalidades ni ceremonia alguna. No le importa compartir, es generoso y humilde, no busca un reconocimiento por sus acciones; simplemente, hace lo que cree más correcto, buscando con sus acciones el bienestar de todos y el equilibrio.

Posee una determinación férrea, forjada por el entrenamiento de muchos años en los picos helados de Kun-Lai; Una vez se haya empecinado en algo, se vuelve cien por cien cabezón, es difícil hacerle cambiar de decisión.

No sigue ni una filosofía contemplativa ni arrojada; Si se debate entre que él sea el mar o el ancla, sin duda te responderá que se define como la tripulación del barco; Hay que actuar sabiamente, pero actuar, tal vez se decante ligeramente por el huojin, pero no se le puede encasillar en éste.

Como peculiaridad entre los pandaren, es un tipo al que no le va el bambú, lo nota seco e insípido, al contrario que la mayor parte de sus hermanos.

Tiene cierto miedo a las hidras desde hace poco, estando en el asalto al palacio de Lei Shen, el Solio del Trueno, una hidra llamada Megaera se lo hubiera comido de no ser por la intervención de un forastero. Sin embargo, haberse enfrentado al sha del miedo anteriormente, le fortaleció, consigue que el miedo no le atenace, pero, igualmente, no quiere tener nada que ver con las hidras.

Reseña

Whu y su gemelo Suo nacieron una noche de un domingo en el cual, como siempre, se estaba celebrando el Festival del Errante. Tan fuertes eran las contracciones de la madre, que tuvo que parir ante la estatua de Liu Lang. Parió dos cachorros algo pequeñajos pero hermosos y sanos. Aquella noche se invitó a una ronda más, celebrando el nacimiento de nuevas generaciones.

Ambos cachorros, gemelos, eran tragones e inquietos. Apenas teniendo cuatro años, una bandada de saurok atacó de imprevisto la pequeña aldea pesquera en la que vivían. La madre de los gemelos fue una de las pocas defensas de la aldea, que consiguió abatir la amenaza con el coste de alguna vida, entre ellas la suya. Los gemelos siempre preguntaban cuándo volvería, a lo que se les respondía que ella dormía profundamente y que tardaría muchos años en levantarse.

Seguían creciendo, marcando más lo único que diferenciaba a los gemelos; su actitud. Suo calmado, inteligente y con gran agudeza. Whu, arrojado, algo tontorrón, ágil y versátil. Les gustaba pasear por los alrededores de la jungla, evitando a grandes bestias y cogiendo bichos. Sin embargo, teniendo ambos gemelos nueve años, se pasaron de la raya, se adentraron en la Jungla Prohibida.

La Jungla Prohibida era un lugar donde los árboles estaban bastante separados, oscuro y silencioso. Tuvieron la mala suerte de caerse en la guarida de una madre tigresa de color blanco, inusual en la zona, que los persiguió. Mientras que a Whu le consiguió asestar dos zarpazos, feos y que le dejarían marca de por vida, de Suo nunca se supo nada. Tras el percance, pasaron mucho tiempo buscándolo pero, abatidos, tuvieron que asumir que muy probablemente el gemelo de Whu no habría sobrevivido a la jungla salvaje y a las bestias.

Cada día que pasaba, era un día que marcaba a Whu, fuertemente marcado por la gravedad de sus actos. Comenzó a avispar y a desarrollar una madurez prematura. Parte del comportamiento de Suo se adhirió inconscientemente a su comportamiento natural, quizás a modo de honra o deseo de redención.

Pasó un año desde esto, y el padre de Whu volvió de la jungla con una sorpresa; Había encontrado un cachorro de quilen de piedra. Era muy poco común dicho hallazgo, no todo el mundo veía tal rareza. A cambio de criarlo en conjunto, el padre de Whu, que era un maestro de bestias, le prometió que se lo regalaría como protector y montura.

El cachorro le sentó a Whu como una terapia. Jugaba, reía e iba con él a todos lados, incluso a sus viajes matutinos a la Playa de la Tortuga, el lugar donde nació. Sí... Liu Lang fue una figura importante e influyente en el crecimiento del joven pandaren. A menudo bromeaban con que si "iba a esperar a la tortuga", pues solía quedarse como un pasmarote mirando el brumoso horizonte, pensativo, y a la vez, en cierto modo, aguardando a su llegada, a sabiendas de que la tortuga hacía muchas generaciones que no volvía.

Cumplida la quincena, Whu veía un sitio en sueños, eso las noches que conseguía pegar ojo. Según la información que obtenía de la aldea, el helado y tranquilo lugar con el que soñaba se hallaba en Kun-Lai. Sentía una llamada, algo que le instaba a abandonar su hogar e ir a él. Se lo comentó muchas veces a su padre, el cual conocía esa misma historia, de manos de otro pandaren. Aunque le dolía, sabía que lo que su -ahora- hijo único experimentaba era auténtico, y no debía retenerlo. Se aseguró de que, junto a su bestia quilen, ya adulta, llevaba todo lo necesario para un viaje largo y abrigo, y lo dejó partir...

Whu, con la ayuda de aquellos que encontraba por el camino, fue guiándose en rumbo a la Cima Kun-Lai. Pudo sentir en sus carnes el frío del lugar, se puso todo el abrigo sin pensárselo. A partir de ahí, no tenía guía; Fue soñando con el trayecto. Avanzaba sin prisa, pero sin pausa, con el camino soñado, hasta que sus pies le llevaron al Pico de la Serenidad

Cuando llegó, se asombró ante lo que vio; Multitud de monjes entrenando al unísono. Whu no podía creer que sus sueños le hubieran guiado hacia la senda ancestral del monje; El que se convertiría en su maestro le recibió y le llevó ante quienes dirigían la instrucción, para poder comenzar a entrenar pronto.

Al comienzo del entrenamiento, era evidente el tipo de vida que había vivido hasta entonces el joven pandaren; no tenía mucho aguante. Su maestro Xong Lao le entrenaba para empezar a desarrollarse mental y físicamente, de manera dura y constante. Siempre repetía "Uno se convierte en la montaña a la que sólo afecta el tiempo", aludiendo al Augusto Niuzao. Whu día tras día daba lo mejor de sí mismo y más, iba perfeccionando y haciendo crecer su ser.

Entrenaba y desafiaba a menudo a la otra pupila de Xong, llamada Karmín. Desde los primeros días, se hicieron muy amigos, y con los años, la relación de compañero-rival fue tomando rumbo a una relación amorosa.

Tras quince años de entrenamiento, en los cuales Whu y Karmín demostraron ser dignos, habiendo vencido de manera casi habitual al maestro Xong y habiendo el primero también entrenado como tejedor de niebla, decidieron establecer su vida juntos, pero antes dar un viaje por toooda Pandaria.

Lo que no sabían es que Karmín había quedado encinta. La noticia fue maravillosa para Whu Pan, que ansiaba volver a su casa y presentársela a su padre. Sin embargo, su vuelta a Krasarang no fue precisamente feliz.

Cuando rondaban por Krasarang, recién había llegado la guerra de más allá de la niebla. El sha de la desesperación asolaba la región. Karmín en dado momento fue poseída profundamente por esa sensación. Cuando nadie pudo verla, tan profunda fue su desesperación que se dirijo a un acantilado y, presa de su inmensa desdicha, se arrojó al vacío; no quería seguir viviendo.

Whu se enteró de esto horas después de que sucediera. Fue un duro golpe a su moral. De no ser por que tenía grabadas a fuego las enseñanzas de Chi-Ji en la mente, seguramente el pandaren hubiera caído también presa de esa desesperación; Pudo vencerla, librando una intensísima batalla mental, que casi acaba con su cordura.

Ahora sin su prometida, se dirijo hacia su hogar, pasando antes por la Playa de la Tortuga. La visión de la estatua de Liu Lang y de las tortugas errantes le hizo recordar el lugar de donde vino, y que merecía la pena seguir vivo. Le insufló fuerza, pero no curó su corazón, que probablemente luciría para siempre esa herida. De camino a su hogar, pasó por el templo de la Grulla Roja, donde junto a los acólitos y otros héroes asaltaron al Sha de la Desesperación y liberaron al Augusto de sus garras.

La situación en su hogar no era mejor; Su progenitor se moría. El pelaje se le caía y una mancha oscura, negra como la noche, se extendía por su piel. Apenas tenía fuerzas para moverse; Ver a su hijo antes de dejar este mundo fue como una bendición. La muerte de su padre le fue más llevadera a Whu Pan, sentía mucho orgullo, todo el que su padre sentía por ver en quién se había convertido; un monje fuerte y preparado para todo aquello que el mundo le exigiera.

Fueron estas palabras las que inspiraron a Whu Pan para lanzarse a luchar por su tierra; En primer lugar, se dirijo al desierto del Pavor, donde sabía que había un grave problema: La emperatriz de los mántides. Aliado con los retorcidos Klaxxi, él y más héroes se adentraron en el palacio de la Emperatriz y pusieron fin a su reinado de locura sobre el enjambre mántide. Al derrotarla, un susurro recorrió sus mentes. El propio miedo, el sha del miedo, les desafiaba. Armados de coraje por su victoria, tomaron rumbo a la Veranda de la Primavera Eterna y combatieron a sus valerosos guardianes. El elemental Lei Shi les guió a la que sería la batalla contra sus miedos.

Whu lo pasó fatal, como todos los demás, en la batalla. Sus mayores miedos, sus mayores temores, se hacían realidad. Pero recordó unas palabras que alguien le dijo hace tiempo "Uno se convierte en la montaña a la que sólo afecta el tiempo". Debía perseverar, encaró a sus miedos y se enfrentó a ellos; Gracias a su empeño, sobrevivió. Aunque pálidos todos, como si hubieran visto mil fantasmas, vencieron al propio miedo en su guarida... una gran hazaña. Whu Pan volvió a su casa, ahora solo, y pasó su tiempo meditando y tratando de llenar el vacío que dejó la muerte de su pareja.

Pero los sha no eran la última amenaza de su tierra; Los Zandalari se habían salido con la suya, habían alzado de nuevo a Lei Shen, aquel que en el pasado subyugó a toda Pandaria a su voluntad. El Shadopan, los Kirin Tor, los Atracasol y los héroes que lucharan por aquella tierra unieron sus fuerzas en una campaña en la Isla del Trueno que acabó con el asalto al propio palacio del Rey Trueno. Dentro encontraron violencia, horror y experimentos inefables. Pero Whu consiguió serenar sus pensamientos e imponer su cordura a las pasiones que sentía su corazón. Luchó sin dejarse llevar por su odio o su ira; Luchaba por su hogar. Por lo poco que quedaba de su familia. Por sus amigos.

En las partes bajas de la ciudadela había muchas bestias, entre ellas una hidra llamada Megaera. Su origen era un experimento con un joven dragón nimbo, que fue deformado en lo que ahora era Megaera. Una cabeza roja de ésta apresó a Whu Pan, y se lo iba a tragar cuando un valeroso caminasol Tauren la cortó de cuajo. Tras abatir a la bestia, Whu conocería a su salvador y a aquel que se convertiría en uno de sus mejores amigos; Oakhu Taurajo. Continuaron el asalto, hasta presentarse ante el mismo Rey Trueno y combatirlo en persona. Con su muerte, sonaron atronadores vítores, alegres. Whu Pan se adentró en un pasadizo oculto antes de abandonar el sitio y consiguió una alabarda de la colección de los bienes del Rey Trueno; Blandida de determinada manera, consigue convocar al mismo rayo; un arma bonita y útil.

Se llevó a Oakhu, que estaba muy malherido, a su hogar en Krasarang. Día tras día iban forjando una férrea amistad. Cuando el gran tauren estaba curado, le invitó, agradecido, a ir más allá de la niebla y vivir un tiempo entre su gente. Whu, muy curioso, aceptó el ofrecimiento; Vivió unos meses en Mulgore conociendo a los pueblos de la Horda y sus lenguajes. Cuando el Alzamiento estalló, Whu y Oakhu tomaron parte de la campaña de los Baldíos. Antes del Asedio a Orgrimmar se despidieron; Whu no iba a tomar parte de esa batalla. Oakhu le recomendó que viajara más, pues aún tenía mucho que vivir. Whu no comprendía por qué su amigo le insistía en que viajara en lugar de ayudar a derrocar a Grito Infernal, pero confiaba en su amigo y le hizo caso; Tomó rumbo a tierras de la Alianza, para, tras el asedio, conocer al otro pueblo, y tratar de entender el conflicto que había traído tantos males enterrados a su hogar...
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